No Subasio verde-escuro, Assis, branca e triste, é o anjo da guarda da Umbria. Os contrafortes da Basilica di S. Francesco...
No Subasio verde-escuro, Assis, branca e triste, é o anjo da guarda da Umbria.
Os contrafortes da Basilica di S. Francesco amparam a montanha. O cachorro late. O automóvel buzina. O garoto grita. O vento faz pssiu! E restabelece a paz mística.
Sob os pórticos da Piazza Inferiore di S.Francesco, o franciscano de hálito fedorento limpa os dentes com o polegar.
Pouco a pouco, a igreja vestida de sombras vai-se desnudando e o corpo liberto desvenda as perfeições. No braço direito do cruzeiro, sobre o altar, o S. Francesco espantoso de Cimabue, na cara de caboclo brasileiro, resume a vida de esposo da pobreza e amante do cilício. Seus olhos enxergam.
A escola de Giotto, nos cinco companheiros do santo, materializa a fé, a oração, o recolhimento, o êxtase, a contemplação. Definitivamente. E se perpetua.
A comissão de técnicos alemães avança lentes de aumento, pensativamente mede, escreve em caderninhos, cheira a cerveja.
Sobre o altar-mor os quatro afrescos de Giotto dantescos, enormes, cansam o pescoço porque arrebatam os olhos.
En el Subasio verde oscuro, Asís, blanca y triste, es el ángel de la guarda de Umbria.
Los contrafuertes de la Basilica di S. Francesco amparan la montaña. El perro ladra. El automóvil toca la bocina. El muchacho grita. El viento hace «¡chist!». Y restablece la paz mística.
Bajo los pórticos de la Piazza Inferiore di S. Francesco, el franciscano de aliento hediondo se limpia los dientes con el pulgar.
Poco a poco, la iglesia vestida de sombras se va desnudando y el cuerpo liberado desvela sus perfecciones. En el brazo derecho del crucero, sobre el altar, el S. Francesco espantoso de Cimabue, en la cara de mestizo brasilero, resume la vida de esposo de la pobreza y amante del cilicio. Sus ojos observan.
La escuela de Giotto, en los cinco compañeros del santo, materializa la fe, la oración, el recogimiento, el éxtasis, la contemplación. Definitivamente. Y se perpetúa.
La comisión de técnicos alemanes acerca lentes de aumento, pensativamente mide, escribe en cuadernitos, huele a cerveza.
Sobre el altar mayor los cuatro frescos de Giotto dantescos, enormes, cansan el cuello porque arrebatan los ojos.
Nos armários da Sagrestia Segreta, um espinho da coroa de Cristo, o véu de Nossa Senhora, uma lasca da cruz do Calvário, um braço de Sant’Antonio di Padova, outro de S. Estanislao, uma porção de coisas de S. Francesco são de autenticidade garantida. Pelo sacristão, que recebe duas liras. Autênticas.
Cimabue, Giotto e discípulos enchem a Chiesa Superiore. A monotonia da arte conseguida. Nem um tico mal feito. Enjoa até.
A cripta, sim, é uma indecência estupenda do século XIX.
— Sembra la sala d´aspetto di un cinematografo.
Verdi, Umberto I, Garibaldi, outros notáveis, em oleogravuras de salão de engraxate, são exemplos pregados nas paredes de convento feito colégio, para edificação diária dos meninos.
À esquerda da Torre Comunale, na praça que ouviu S. Bernardino da Siena, o Tempio di Minerva ergue seis colunas coríntias.
A Cattedrale di S. Rufino é só fachada. Na porta principal, leões engolem homens principiando pela cabeça. Uma alemã sem meias coça as costas.
A freira de rosto coberto abre a janela, no subterrâneo da Basilica, descerra as cortinas da urna de bronze e cristal, onde S. Chiara mostra o rosto mumificado e, com as mãos de virgem, sustenta o lírio sem mancha.
En los armarios de la Sagrestia Segreta, una espina de la corona de Cristo, el velo de la Virgen María, una lasca de la cruz del Calvario, un brazo de Sant'Antonio di Padova, otro de S. Estanislao, una parte de las cosas de S. Francesco son de autenticidad garantizada. Por el sacristán, que recibe dos liras. Auténticas.
Cimabue, Giotto y discípulos llenan la Chiesa Superiore. La monotonía del arte logrado. Ni una pizca mal hecha. Hasta da asco.
La cripta, sí, es una indecencia estupenda del siglo XIX.
—Sembra la sala d'aspetto di un cinematografo.
Verdi, Umberto I, Garibaldi, otros notables, en oleografías de salón de lustrabotas, son ejemplos clavados en las paredes de convento hecho colegio, para edificación diaria de los niños.
A la izquierda de la Torre Comunale, en la plaza que oyó a S. Bernardino da Siena, el Tempio di Minerva yergue seis columnas corintias.
La Cattedrale di S. Rufino es solo fachada. En la puerta principal, leones tragan hombres comenzando por la cabeza. Una alemana sin medias se rasca la espalda.
La monja de rostro cubierto abre la ventana, en el subterráneo de la Basilica, descorre las cortinas de la urna de bronce y cristal, donde S. Chiara muestra el rostro momificado y, con las manos de virgen, sostiene el lirio sin manchas.
Na Capella del SS. Sacramento, outra freira de rosto coberto abre também uma janela. E no muro escuro, o Cristo que conversou com S. Francesco estende os braços magros sobre a cruz cheia de santos.
O sacristão, que é gordo e tem boa memória, recita as palavras do crucificado:
— Francisce, vade et repara domum meam, quæ, tu cernis, tota destruitur…
Assis sobe no Subasio para ficar mais perto de Deus. Para lá é Eremo delle Carceri, onde S. Francesco foi tentado pelo demônio e abençoou os pássaros. Do lado do oriente, é o Santuario di S. Damiano, onde S. Francesco rezou e internou S. Chiara. Aqui, S. Francesco nasceu num estábulo, como Jesus. Esta é a Chiesa di S. Nicolò, onde S. Francesco estudou o evangelho. Ali, S. Francesco beijou os leprosos. Longe, naquele buraco, em S. Maria degli Angeli, S. Francesco morreu. E foi para este céu que subiu.
Os irmãos ciprestes e as irmãs oliveiras têm cor de sombra no vale irmão. A Umbria reza. E as irmãs estrelas, em procissão pela noite, vêm carregando velinhas.
Julho de 1925.
En la Capella del SS. Sacramento, otra monja de rostro cubierto abre también una ventana. Y en el muro oscuro, el Cristo que conversó con S. Francesco extiende los brazos flacos sobre la cruz llena de santos.
El sacristán, que es gordo y tiene buena memoria, recita las palabras del crucificado:
—Francisce, vade et repara domum meam, quæ, tu cernis, tota destruitur…
Asís sube al Subasio para estar más cerca de Dios. Más allá está Eremo delle Carceri, donde S. Francesco fue tentado por el demonio y bendijo los pájaros. Del lado de oriente, está el Santuario di S. Damiano, donde S. Francesco rezó e internó a S. Chiara. Aquí, S. Francesco nació en un establo, como Jesús. Esta es la Chiesa di S. Nicolò, donde S. Francesco estudió el evangelio. Allí, S. Francesco besó a los leprosos. Lejos, en aquel lugar remoto, en S. Maria degli Angeli, S. Francesco murió. Y fue a este cielo que subió.
Los hermanos cipreses y las hermanas oliveras tienen color de sombra en el valle hermano. Umbria reza. Y las hermanas estrellas, en procesión por la noche, vienen cargando velitas.
Julio de 1925.
Traducido por Mayte Gorrostorrazo