O Criterion despeja na confusão do Piccadilly Circus mantos de zibelina com colares de pérolas, smokings com claques...
O Criterion despeja na confusão do Piccadilly Circus mantos de zibelina com colares de pérolas, smokings com claques, caras raspadas com monóculos, cabeças louras com diademas.
Os ônibus vermelhos de dois andares cruzam-se, esfregam-se, enfileiram-se. A multidão errante cobre a Regent Street. Senhor do trânsito, o guarda de um metro e noventa faz com as mãos enluvadas geometria no espaço. O ruído é um atropelo de mil sons diferentes. Os cafés sorvem a gente que sobra das calçadas. Mas a gente não diminui. Coventry Street lateja como um vaso cardíaco.
Motoristas de chapéu coco ridicularizam táxis acrobáticos. Um cab passa sumido como o passado. Mulheres vendem flores por obrigação. Indianos de olhos imensos reúnem turbantes diante da Corner House. O cego de óculos pretos está bêbado com certeza. O moço míope só vê a beleza tropical que enlaça.
Os anúncios luminosos, galgando os prédios, policromos, despencando dos últimos andares, travessos, rodando, piscando, ágeis, desaparecendo à direita, surgindo à esquerda, subindo, descendo, indo, vindo, LEARN LANGUAGES AT BERLITZ! MAZAWATTE TEA, DO YOU COMPOSE?, BOVRIL, MONICO, põem, na tela desigual da multidão que não para, pinceladas de Léger e Delaunay, vermelhas, azuis e verdes, depois de novo verdes, azuis e vermelhas.
El Criterion arroja en el alboroto del Piccadilly Circus mantos de cibelina con collares de perlas, esmóquines y clacs, caras rasuradas con monóculos, cabezas rubias con diademas.
Los ómnibus rojos de dos pisos se cruzan, se refriegan, se enfilan. La multitud errante cubre la Regent Street. Señor del tránsito, el guardia de un metro noventa hace con las manos enguantadas geometría en el espacio. El ruido es un atropello de mil sonidos diferentes. Los cafés sorben la gente que sobra en las veredas. Pero la gente no disminuye. Coventry Street palpita como un vaso cardíaco.
Conductores de bombín ridiculizan taxis acrobáticos. Un cab pasa fugaz como el pasado. Mujeres venden flores por obligación. Indios de ojos inmensos reúnen turbantes frente a la Corner House. El ciego de lentes negros está borracho sin dudas. El muchacho miope solo ve la belleza tropical que enlaza.
Los carteles luminosos, saltando los edificios, policromos, desprendiéndose de los últimos pisos, inquietos, rodando, parpadeando, ágiles, desapareciendo a la derecha, surgiendo a la izquierda, subiendo, bajando, yendo, viniendo, LEARN LANGUAGES AT BERLITZ! MAZAWATTE TEA, DO YOU COMPOSE?, BOVRIL, MONICO, ponen, en la pantalla desigual de la multitud que no para, pinceladas de Léger y Delaunay, rojas, azules y verdes, después de nuevo verdes, azules y rojas.
A National Gallery estende a fachada encarvoada.
E enquanto Trafalgar Square reflete a vida de oito milhões de vidas (a coluna de Nelson é o bastão que dirige a circulação do mundo), o escocês de saiote, nas escadarias de Saint-Martin´s in the Fields, tira sonzinhos pastoris da cornamusa.
Uma da madrugada.
La National Gallery extiende la fachada hollinienta.
Y mientras Trafalgar Square refleja la vida de ocho millones de vidas (la columna de Nelson es el bastón que dirige la circulación del mundo), el escocés de pollera, en las escalinatas de Saint-Martin’s in the Fields, suelta sonidos pastorales de la cornamusa.
Una de la madrugada.
Traducido por Manuela Pequera