Cuando ellos llegaron, estábamos juntos en nuestro cuarto, el día queriendo teñir de anaranjado la transparencia húmeda de las copas...
El sistema de corrales aislados es bastante eficiente para el confinamiento de las unidades. Sin embargo, los seres de esta especie —para utilizar una terminología propia de ellos—, por haber desarrollado rudimentarias formas de arte, comunicación e interacción social, pueden sufrir de gran apatía, enfermarse y debilitarse si son privados completamente de tales elementos, lo que, sin dudas, acarrea pérdidas en la producción. Para evitar este problema, algunas soluciones triviales: reproducción de sonidos variados en el ambiente, uso de celdas con mecanismo de estimulación táctil y olfativa programada e incluso la provisión de material simple para la escritura. El bienestar de las unidades productivas debe ser siempre la preocupación mayor.
O sistema de baias isoladas é bastante eficiente para o confinamento das unidades. Todavia, os seres dessa espécie – para utilizar uma terminologia própria deles –, por terem desenvolvido rudimentares formas de arte, comunicação e interação social, podem sofrer de grande apatia, adoecer e definhar se completamente privados de tais elementos, o que, sem dúvida, acarreta perdas na produção. Para contornar esse problema, algumas soluções triviais: reprodução de sons variados no ambiente, uso de celas com mecanismo de estimulação tátil e olfativa programada ou mesmo o fornecimento de material simples para escrita. O bem-estar das unidades produtivas deve ser sempre a preocupação maior.
Cuando ellos llegaron, estábamos juntos en nuestro cuarto, el día queriendo teñir de anaranjado la transparencia húmeda de las copas de champaña, mi-piel-tuya, el remolino blanco de las sábanas. ¿Estás oyendo?, preguntaste, irguiendo hacia mí tus ojos nublados de sueño. Sí, dije, tantos gritos ahí afuera, parecen todos locos. La presión de tus uñas en mis hombros anticipó la pregunta: ¿será que ellos llegaron?
Encendí el hológrafo, y la imagen que dominó el aposento, devorando, con sus colores, el relieve de los muebles, no dejaba, tamaña claridad, espacio para ninguna esperanza de error o duda confortable: era un inmenso geoide, posado en la explanada frente al Palacio del Gobierno Central, cercado por una multitud de curiosos que se agolpaban y por soldados de las tropas especiales, protegidos en sus armaduras de cuarzo polimerizado y cargando pesados rifles láser. Sí, ellos habían llegado.
No eran rumores, tampoco una conspiración antigubernamental, como afirmaban las autoridades, las noticias difundidas en los últimos días, decía el reportero. El anuncio hecho por observatorios astronómicos independientes sobre la aproximación del objeto no identificado se confirmaba ahora de modo irrefutable.
Quando eles chegaram, estávamos juntos em nosso quarto, o dia querendo tingir de laranja a transparência úmida das taças de champanhe, a minha-pele-tua, o redemoinho branco dos lençóis. Estás ouvindo?, perguntaste, erguendo a mim teus olhos enevoados de sono. Sim, eu disse, tantos gritos aí fora, parecem todos loucos. A pressão de tuas unhas nos meus ombros antecipou a pergunta: será que eles chegaram?
Liguei o hológrafo, e a imagem que dominou o aposento, engolindo, com suas cores, o relevo dos móveis, não deixava, tamanha a clareza, espaço para qualquer esperança de equívoco ou dúvida confortável: era um imenso geoide, pousado na esplanada em frente ao Palácio do Governo Central, cercado por uma multidão de curiosos a se acotovelarem e por soldados das tropas especiais, protegidos em suas armaduras de quartzo polimerizado e carregando pesados rifles a laser. Sim, eles haviam chegado.
Não eram boatos, tampouco uma conspiração antigovernista, como afirmavam as autoridades, as notícias espalhadas nos últimos dias, dizia o repórter. O anúncio feito por observatórios astronômicos independentes a respeito da aproximação do objeto não identificado confirmava-se agora de modo irrefutável.
Allí estaba, tangible, el delirio de los enemigos del sistema; allí estaba, destruyendo el césped de la plaza más grande de la capital del planeta Tierra, la mentira de los académicos universitarios que, actuando en áreas como exobiología, buscaban justificar la captación de recursos para sus investigaciones; allí estaba, en intensos centelleos de ámbar, a la primera luz del día, la inventiva de los autores de ficción científica.
En pánico te sentí; por eso te abracé.
No hay exageración al decir que el planeta se detuvo cuando ellos llegaron. Acompañábamos las noticias segundo a segundo, entrelazados sobre el colchón, queriendo creer que era solo una película boba más o, mejor, que los excesos del amor de la noche pasada habían inducido un sueño abisal del que aún no habíamos despertado. Nunca antes me había sentido testigo de la Historia, ni siquiera cuando se instauró el Gobierno Central luego de la Tercera Guerra, ni siquiera cuando, a continuación, nuestra ciudad fue elegida capital. Y no importa si voy a vivir dos días o cien años más (cien años, imposible, el destino no puede ser tan pérfido): jamás olvidaré las palabras que, en nuestro idioma, reverberaron desde la nave por toda la explanada y, desde allí, fueron transmitidas a todo el mundo.
Ali estava, tangível, o delírio dos inimigos do sistema; ali estava, destruindo o gramado da maior praça da capital do planeta Terra, a mentira dos acadêmicos universitários que, atuando em áreas como exobiologia, buscavam justificar captação de recursos para suas pesquisas; ali estava, em intensas cintilações de âmbar, à primeira luz do dia, a inventividade dos autores de ficção científica.
Em pânico eu te senti; por isso te abracei.
Não há exagero em dizer que o planeta parou quando eles chegaram. Acompanhávamos as notícias segundo a segundo, enlaçados sobre o colchão, querendo acreditar que era apenas mais um filme tolo ou, melhor, que os excessos do amor na noite passada haviam induzido um sono abissal do qual ainda não tínhamos despertado. Nunca antes eu havia me sentido testemunha da história, nem mesmo quando instaurou-se o Governo Central após a Terceira Guerra, nem mesmo quando, a seguir, nossa cidade foi escolhida a capital. E não importa se vou viver mais dois dias ou cem anos (cem anos, impossível, o destino não pode ser tão pérfido): jamais esquecerei as palavras que, em nossa língua, ecoaram da nave por toda a esplanada e, dali, foram transmitidas para todo o mundo.
¡No teman! En paz y en secreto, los visitamos por muchos siglos y, ahora, también en paz, nos revelamos. En el universo, somos vecinos; en la caminata evolutiva, somos hermanos. Traemos nuestras enseñanzas y buscamos la acogida en este planeta, pues muchos de los errores que hoy aquí son cometidos ya los cometimos nosotros también. No teman, pues aún hay esperanza. Traemos la buena nueva.
Contrariando las expectativas, eran muy parecidos a nosotros, solo que más altos y sin pelos. En el encuentro con el Gran Líder y los consejeros de la Liga de las Naciones, más detalles: venían desde un planeta de una galaxia aún no catalogada por los terráqueos, un planeta dividido por las guerras y condenado a muerte por la necedad y arrogancia de sus habitantes. La degradación de aquel pequeño mundo —siete veces menor que la Tierra, declararon— había alcanzado tal punto que los sobrevivientes tuvieron que colonizar otro planeta y allí recomenzar su civilización. La misma tecnología responsable por tanta destrucción les había concedido una segunda chance. Y, en esa nueva etapa, también fueron creados nuevos cimientos, explicaron; no querían ver repetida, ni en su nuevo planeta ni en otro, la catástrofe que, por un tris, no los había diezmado.
Não temam! Em paz e em segredo, os visitamos por muitos séculos e, agora, também em paz, nos revelamos. No universo, somos vizinhos; na caminhada evolutiva, somos irmãos. Trazemos nossos ensinamentos e buscamos a acolhida neste planeta, pois muitos dos erros que hoje aqui são cometidos nós também já cometemos. Não temam, pois ainda há esperança. Trazemos a boa nova.
Contrariando as expectativas, eram muito parecidos conosco, apenas mais altos e sem pelos. No encontro com o Grande Líder e os conselheiros da Liga das Nações, mais detalhes: vinham de um planeta em galáxia não catalogada ainda pelos terráqueos, um planeta dividido pelas guerras e condenado à morte pela inépcia e arrogância de seus habitantes. Atingira tal ponto a degradação daquele pequeno mundo – sete vezes menor do que a Terra, declararam –, que os sobreviventes tiveram de colonizar outro planeta e lá reiniciar sua civilização. A mesma tecnologia responsável por tanta destruição havia lhes concedido uma segunda chance. E, nessa nova etapa, foram lançados também novos alicerces, explicaram; não queriam ver repetida, nem em seu novo planeta e nem em outro, a catástrofe que, por um triz, não os havia dizimado.
Cuando ellos llegaron, tú insistías en decir que algo no andaba bien. No importaba que ellos, en poco tiempo, hubieran logrado aplacar, con su alerta y su diplomacia, los últimos focos de tensión armada en oriente, que ellos hubieran convencido a las autoridades de destruir las bombas de positrones todavía guardadas en arsenales, que ellos estuvieran, gradualmente, entrando en nuestra sociedad, fundiéndose con ella, y compartiendo con nosotros su notable tecnología, capaz de producir y ejecutar mucho más con mucho menos demanda energética; no, nada de eso importaba; venías hacia mí, besabas mi boca —un beso trémulo, un casi suspiro—, y decías: esto no está bien.
¿Quién podría estar de acuerdo con esa visión tuya sino hasta aquella noche?
De madrugada, nos despertó el sonar de alarmas en toda la ciudad. Por la ventana del apartamento, vimos, poco después, el firmamento incendiarse con la luz de los innumerables geoides que irrumpían aquí y allá, disolviendo la oscuridad; los últimos jirones de cielo nocturno eran puntas de hielo negro agonizando en medio de la furia de la lava escupida por un súbito volcán.
Quando eles chegaram, tu insistias em dizer que algo não ia bem. Não importava que eles, em pouco tempo, tivessem conseguido debelar, com seu alerta e sua diplomacia, os últimos focos de tensão armada no oriente, que eles houvessem convencido as autoridades a destruírem as bombas de pósitrons ainda guardadas em arsenal, que eles estivessem, gradualmente, entrando em nossa sociedade, fundindo-se a ela, e conosco compartilhando sua notável tecnologia, capaz de produzir e executar muito mais com muito menos demanda energética, não, nada disso importava; vinhas a mim, beijavas minha boca – um beijo trêmulo, um quase-suspiro –, e falavas: isso não está bem.
Quem poderia concordar com essa tua visão até aquela noite?
De madrugada, fomos acordados pelo soar de alarmes em toda a cidade. Pela janela do apartamento, vimos, pouco depois, o firmamento incendiar-se com a luz dos inúmeros geoides que irrompiam aqui e ali, dissolvendo a escuridão; as últimas nesgas de céu noturno eram pontas de gelo negro agonizando em meio à fúria da lava escarrada por um súbito vulcão.
En el hológrafo encendido de apuro, un reportero pálido, en escenario de batalla, intentaba dominar el terror para informar que ellos habían disparado un motín contra los humanos, quienes, por su lado, pacificados por conveniencia, no tenían cómo defenderse. Miles de naves se aproximaban a la Tierra en aquel instante. Antes de que la imagen tridimensional desapareciera en un torrente de chirridos e interferencias, el reportero logró agregar: ellos están haciendo prisioneros a los humanos y valiéndose de nuestro propio sistema de transporte para conducir a los cautivos hasta un lugar ignorado.
Tú caíste de rodillas frente a mí, ciñendo mis piernas, y susurrando lo que, más que un deseo, era una súplica lanzada al vacío: si voy a morir, quiero morir contigo. Los gritos ya resonaban más alto que las alarmas, y cada vez más cercanos, subiendo las escaleras, avanzando por el corredor. Me dejé caer también. De repente, estruendos, y, en la puerta del cuarto, dos bultos gigantescos, un relámpago y nada más.
---------
Pesadilla superpoblada de voces, una nube de calor; sí, era el infierno. Yo sé, lloraba alguien, sé lo que van a hacer: nos van a transformar en comida, en cobayas. ¿Por qué?, preguntaba una persona más ronca. ¿Qué hicimos?
No hológrafo ligado às pressas, um repórter pálido, em cenário de batalha, tentava dominar o pavor para informar que eles haviam deflagrado um motim contra os humanos, os quais, por sua vez, pacificados por conveniência, não tinham como se defender. Milhares de naves se aproximavam da Terra naquele instante. Antes de a imagem tridimensional desaparecer numa torrente de chiados e interferências, o repórter conseguiu ainda dizer: eles estão aprisionando os humanos e se utilizando do nosso próprio sistema de transporte para conduzir os cativos até um lugar ignorado.
Tu caíste de joelhos diante de mim, cingindo minhas pernas, e sussurrando o que, mais do que um desejo, era uma súplica lançada ao vazio: se é para morrer, quero morrer contigo. Os gritos já ecoavam mais alto do que os alarmes, e cada vez mais próximos, subindo as escadas, avançando pelo corredor. Deixei-me cair também. De repente, estrondos, e, na porta do quarto, dois vultos gigantescos, um relâmpago e mais nada.
---------
Pesadelo superpovoado de vozes, uma nuvem de calor – sim, era o inferno. Eu sei, chorava alguém, sei o que vão fazer: vão nos transformar em comida, em cobaias. Por quê?, indagava uma pessoa mais rouca. O que fizemos?
Abrí los ojos. Aunque inconsciente hasta aquel momento, estaba casi de pie en el vagón abarrotado, y tú, milagrosamente, bien cerca de mí, todavía de párpados cerrados, el cuerpo blando oscilando con los movimientos caóticos de aquella caravana humana uniformizada en la desgracia. El vehículo perdía velocidad, parando. Pasé mis brazos alrededor de tu torso y, a pesar de nunca haber creído en Dios, recé para que no despertaras.
Sin embargo, no fue así. Las puertas de la cabina se abrieron, y tú volviste exactamente cuando ellos llegaron.
Eran centenas contra las pocas decenas de nosotros que salíamos de cada vagón. Forzaban nuestros pasos hacia adelante, por un estrecho corredor, utilizando varas metálicas que, a larga distancia, emitían chispas eléctricas. En el tumulto, fue inevitable la separación: llamé tu nombre, forcé los ojos en la penumbra y, teniendo, al fin, que aceptar la derrota, aun junté lo que restaba de mí y grité un juramento de amor inútil, sofocado por la agonía de tantos. En aquel instante, no solo el juramento era en vano, el mismo sentimiento no tenía ningún valor, impotente en la confrontación con la tragedia.
Abri os olhos. Embora inconsciente até aquele momento, estava quase de pé no vagão abarrotado, e tu, por milagre, bem ao meu lado, ainda de pálpebras cerradas, o corpo mole oscilando com os movimentos caóticos daquela cáfila humana uniformizada na desgraça. O veículo perdia velocidade, parando. Passei meus braços ao redor do teu tronco e, mesmo nunca tendo acreditado em Deus, rezei para que tu não despertasses.
Porém, não foi assim. As portas da cabine se abriram, e tu retornaste exatamente quando eles chegaram.
Eram centenas contra as poucas dezenas de nós que saíam de cada vagão. Forçavam nossos passos adiante, por um estreito corredor, utilizando hastes metálicas que, a longa distância, emitiam centelhas elétricas. No tumulto, foi inevitável a separação: chamei teu nome, forcei os olhos na penumbra e, tendo, enfim, de aceitar a derrota, ainda juntei o que restava de mim e gritei uma jura de amor inútil, sufocada pela agonia de tantos. Naquele instante, não só a jura era em vão, o próprio sentimento tinha valor algum, impotente no confronto com a tragédia.
Cada individuo fue encerrado en una celda solitaria, tan minúscula que las únicas opciones son permanecer sentado o acostarse. Aquí en este galpón sin abertura alguna al exterior, son centenas, tal vez miles de ellas, separadas en pisos y bloques. La luz artificial, encendida todo el tiempo, apenas varía en intensidad; tantas veces me descubrí rechinando los dientes, sacudiendo la cabeza y, casi en trance, implorando que se apagara por lo menos por un minuto. La temperatura aquí varía bastante y sin alternancia lógica, como si las cuatro estaciones disputaran un perpetuo juego de fuerzas. Todo programado, todo para mantenernos estimulados. Tienen la misma finalidad el papel y el lápiz que me dan, y también esos sonidos que asfixian: pájaros de mentira, lluvia electrónica, truenos computarizados, ruidos diversos, fantasmas de una realidad en la música intermitente. Ningún ruido, sin embargo, logra superponerse a los gemidos de los prisioneros y, menos aún, al trinar constante de las cadenas y engranajes de la Máquina. Es así como ellos la llaman: la Máquina.
Cada indivíduo foi trancado em uma cela solitária, tão minúscula que as únicas opções são permanecer sentado ou deitar. Aqui neste galpão sem abertura alguma ao exterior, são centenas, talvez milhares delas, separadas em andares e baterias. A luz artificial, acesa o tempo todo, apenas varia em intensidade; tantas vezes me peguei rangendo dentes, sacudindo a cabeça e, quase em transe, implorando que ela se apagasse ao menos por um minuto. A temperatura aqui varia bastante e sem alternância lógica, como se as quatro estações disputassem perpétuo jogo de forças. Tudo programado, tudo para nos manter estimulados. Têm a mesma finalidade o papel e o lápis que me dão, e também esses sons que asfixiam: pássaros de mentira, chuva eletrônica, trovões computadorizados, ruídos diversos, fantasmas de uma realidade na música intermitente. Nenhum barulho, todavia, consegue se sobrepor aos gemidos dos prisioneiros e, menos ainda, ao trinado constante das correntes e engrenagens da Máquina. É assim que eles a chamam: a Máquina.
Su estructura de un anacronismo cruel ocupa toda la amplia área central del galpón. Comienza en un riel, a lo largo del que corren los ganchos en los que las víctimas son sujetadas por los pies, cabeza abajo, una procesión macabra de improbables murciélagos. Desde allí, se llega a la sierra giratoria, pieza responsable de la decapitación. Las cabezas, no sé bien por qué, no son aprovechadas y, por eso, caen directo en un incinerador de desechos ubicado justo debajo de la lámina. La siguiente sección de la Máquina es el tanque de escaldado, un tonel de líquido en ebullición, donde son sumergidos los cuerpos para facilitar la posterior retirada de la piel (infelices aquellos que, en su instinto de supervivencia, intentan balancearse o doblar el torso para escapar de la sierra, pues acaban, muy heridos pero aún conscientes, encontrando su fin en ese bullente Aqueronte). A continuación, el tambor de escarificación, cilindro hueco, orientado horizontalmente y revestido de lancetas móviles, que, girando en torno a su eje, con el ahora indudable cadáver en su interior, le remueven la piel.
Sua estrutura de um anacronismo cruel ocupa toda a ampla área central do galpão. Começa em um trilho, ao longo do qual correm os ganchos em que as vítimas são presas pelos pés, de cabeça para baixo, uma procissão macabra de improváveis morcegos. Dali, chega-se à serra rotatória, peça responsável pela decapitação. As cabeças, não sei bem por quê, não são aproveitadas e, por isso, caem direto em um incinerador de detritos posicionado logo abaixo da lâmina. A próxima seção da Máquina é o tanque de escalda, um tonel de líquido em ebulição, onde são mergulhados os corpos para facilitar a posterior retirada da pele (infelizes aqueles que, em seu instinto de sobreviver, tentam se balançar ou dobrar o tronco para escapar da serra, pois acabam, muito feridos mas ainda conscientes, encontrando seu fim nesse borbulhante Aqueronte). A seguir, o tambor de escarificação, cilindro oco, posicionado na horizontal e revestido de lancetas móveis, que, girando em torno de seu eixo, com o agora indubitável cadáver em seu interior, remove-lhe a pele.
Al final, el picador, una especie de tubo donde los cuerpos son molidos groseramente al mismo tiempo en que son centrifugados, a fin de separar el exceso de sangre y otros líquidos, los que escurren por canaletas hasta un gran resumidero. Lo que resta, terminado el proceso, son contenedores desbordantes de una pasta roja, materia viscosa formada por la anulación de centenas de seres que un día existieron, experimentaron deseos y sensaciones, pisaron la Tierra y en ella tuvieron su lugar —todo transformado, cuando ellos llegaron, en una cosa única, sin forma, masa en que el sentido mismo de la vida fue diluido—.
Releyendo lo que escribí arriba, me sorprendo conmigo mismo, con la casi frialdad del párrafo. Pero mi percepción no siempre fue así, el tiempo se encargó de volverme piedra (muchas semanas, sí; ¿varios meses ya? ¿Hace cuánto tiempo que estoy aquí?). Incluso tu presencia en mi pensamiento fue disipándose; una herejía invocar la belleza de tu imagen y tus mil sutilezas en una mente tan manchada de sangre, tan mutilada por la violencia.
Por fim, o picador, uma espécie de tubo onde os corpos são moídos grosseiramente ao mesmo tempo em que são centrifugados, a fim de separar o excesso de sangue e outros líquidos, os quais escorrem por canaletas até um grande ralo. O que resta, terminado o processo, são contêineres transbordantes de uma pasta vermelha, matéria viscosa formada pela anulação de centenas de seres que um dia existiram, experimentaram desejos e sensações, pisaram na Terra e nela tiveram seu lugar – tudo transformado, quando eles chegaram, em uma coisa única, sem forma, massa em que o próprio sentido da vida foi diluído.
Relendo o que escrevi acima, surpreendo-me comigo, com a quase-frieza do parágrafo. Mas minha percepção nem sempre foi assim, o tempo se encarregou de me fazer pedra (muitas semanas, sim; vários meses já? há quanto tempo estou aqui?). Mesmo a tua presença em meu pensar foi ralentando; uma heresia invocar a beleza da tua imagem e tuas mil sutilezas em uma mente tão conspurcada de sangue, tão mutilada pela violência.
Los primeros días, no miraba hacia fuera de la celda, no enfrentaba, de manera alguna, la aterradora visión de la Máquina, y la expresión, o mejor, la ausencia de expresión de los matarifes me congelaba. Contrario a lo que se podría suponer, no tenían las caras contraídas de odio o cualquier vestigio de sadismo estampado en los rostros. Estaban allí indiferentes, envueltos en un trabajo mecánico —transportar los humanos encadenados hasta la Máquina, colocarlos en los ganchos, cuidar que ninguno escapara vivo—, apenas un trabajo más como tantos otros. Esa apatía constante y la semejanza de ellos con nuestra propia especie eran, sin duda, fuente mayor de desconcierto y pánico.
Pánico, por cierto, fue lo que me invadió la primera vez que ellos trajeron la ración. Reconocí, de pronto, en aquella papilla que olía ácida, pedazos de carne casi cruda, púrpura. Consideré morir de hambre. Pero ni para eso tuve el nervio y la pasión suficientes.
La última visión que tuve de ti fue, creo, el estertor de mi capacidad de sentir. Cuando pasaste, difuminada entre tantas otras personas, siendo conducida a la Máquina, alguna cosa se agitó dentro de mi pecho.
Nos primeiros dias, não olhava para fora da cela, não enfrentava, de maneira alguma, a aterradora visão da Máquina, e a expressão, ou melhor, a ausência de expressão dos magarefes fazia-me gelar. Ao contrário do que se poderia supor, não tinham as faces contraídas de ódio ou qualquer vestígio de sadismo estampado nos rostos. Estavam ali indiferentes, envolvidos em um trabalho mecânico – transportar os humanos acorrentados até a Máquina, prendê-los nos ganchos, cuidar para que nenhum escapasse vivo –, apenas mais um trabalho como tantos outros. Essa apatia constante e a semelhança deles com a nossa própria espécie eram, sem dúvida, fonte maior de desconcerto e pânico.
Pânico, aliás, foi o que me acometeu logo na primeira vez em que eles trouxeram a ração. Reconheci, de pronto, naquela papa cheirando a azedo, pedaços de carne quase crua, púrpura. Cogitei morrer de fome. Mas nem para isso tive veias e paixão suficientes.
A última visão que tive de ti foi, creio, o estertor da minha capacidade de sentir. Quando passaste, esbatida entre tantas outras pessoas, sendo conduzida à Máquina, alguma coisa se agitou dentro do meu peito.
Tuve ganas de gritar tu nombre, exprimir mi cuerpo entre los barrotes, todo eso durante un segundo. Me tragué las palabras abortadas junto a la poca saliva de mi boca seca. La certeza de mi muerte, pensé, era, en aquel momento, el consuelo que tenías para encarar la tuya.
Desde ese día, extrañamente, he comido la ración con más voracidad, y la carne parece más tierna y dulzona. Los vómitos son también más comunes; sin embargo, siento que estoy engordando. Creo que a ellos les va a gustar.
Cuando ellos llegaron, el abismo: el holocausto.
Traducido por Federico Sörensen
Tive vontade de gritar teu nome, espremer meu corpo entre as grades, tudo isso por um segundo. Engoli as palavras abortadas junto com a pouca saliva de minha boca seca. A certeza da minha morte, pensei, era, naquele momento, o consolo que tinhas para encarar a tua própria.
Desde esse dia, estranhamente, tenho comido a ração com mais voracidade, e a carne parece mais tenra e adocicada. Os vômitos são também mais comuns; contudo, sinto que estou ganhando peso. Acho que eles vão gostar.
Quando eles chegaram, o abismo – holocausto.