Cuando mi padre se puso la mano en el pecho y sintió un dolor punzante y fatal, estaba solo. Era un hombre solo por definición. Y después d...
Cuando mi padre se puso la mano en el pecho y sintió un dolor punzante y fatal, estaba solo. Era un hombre solo por definición. Y después de la muerte de nuestra madre, hace tres años, su reclusión aumentó. Al principio mi hermano Alberto intentó hacerle compañía. Pero la verdad es que mi padre se volvió un hombre huraño en los últimos años. Parecía disfrutar de la soledad. En cuanto a mí, debo confesar que nunca fui así, digamos, muy cercana a él. Tampoco nunca creí en esa historia psicoanalítica de la hija que quiere matar a la madre para quedarse con el padre. Siempre me pareció un invento machista. Por otro lado, lo que más me atraía de él era el misterio que cargaba. Algunas veces sospechaba que mi padre era un completo desconocido para mí.
Tengo 45 años y ya estoy acostumbrada a los entierros. Ya fui a muchos. Aunque todavía pueda considerarme una mujer joven, ya perdí algunas personas por el camino. En un período de poco más de seis años perdí a mi madre, a dos tíos, a mi compañera con quien estuve casada por diez años y, ahora, a mi padre. Tantas muertes te enseñan ciertas conductas en los entierros. No es que la muerte sea igual para todos. Cada uno lidia con ella como puede, pero, para mí, todo funeral debe seguir un protocolo. Lo primero es usar negro. Sé que algunas personas pueden considerarme anticuada o retrógrada. Pero creo que vestir de negro es recuperar la historia del luto. La muerte también precisa ropa.
Quando meu pai colocou a mão no peito e sentiu uma dor lancinante e fatal, ele estava só. Era um homem só por definição. E após a morte da nossa mãe, há 3 anos, a reclusão dele aumentou. A princípio meu irmão Alberto tentou fazer-lhe companhia. Mas a verdade é que meu pai tornou-se um homem sisudo nos últimos anos. Parecia gostar da solidão. Quanto a mim, devo confessar que nunca fui assim muito próxima dele. Também nunca acreditei nessa história psicanalítica da filha querer matar a mãe para ficar com o pai. Sempre achei isso uma balela machista. Por outro lado, o que mais me atraía nele era o mistério que ele carregava. Por vezes, eu desconfiava que meu pai era um completo desconhecido para mim.
Tenho 45 anos e já estou acostumada com enterros. Já fui a muitos. Embora ainda possa me considerar uma mulher jovem, já perdi algumas pessoas pelo caminho. Num espaço de pouco mais de 6 anos, perdi minha mãe, dois tios, minha companheira com quem fui casada por dez anos e, agora, meu pai. Tantas mortes assim te ensinam certas condutas nos enterros. Não que a morte seja igual para todos. Cada um lida como pode, mas para mim todo funeral deve seguir uma cerimônia. A primeira delas é usar preto. Sei que algumas pessoas podem me considerar ultrapassada ou retrógrada. Mas acredito que vestir preto é recuperar a história do luto. A morte também precisa de roupas.
Lo segundo refiere a las palabras que debemos decir a los parientes del fallecido. Tal vez por la ansiedad de consolarnos, las personas terminan diciendo cosas inoportunas o exageradas. Estoy a favor de que debemos prepararnos para decir algo en ese momento. La muerte puede ser inesperada, pero las palabras no. En caso de que no sepan qué decir, solamente digan «mis pésames» o «lo siento mucho» seguido de un abrazo. Parecen palabras vacías. Clichés. Pero morir es siempre un cliché y por eso los lugares comunes también consuelan y son necesarios. La tercera cosa son las lágrimas. Ningún llanto debe ser exagerado. Detesto los excesos. Aunque haya un dolor mayor, nadie tiene derecho a llorar más que los familiares. La muerte es demasiado íntima para caber en un espectáculo. Carmen, mi compañera, decía que yo era demasiado racional. Tal vez tuviese razón. También es común que a los funerales vayan personas que no conocemos. El entierro de mi padre no fue diferente. Amigos, excolegas del banco, parientes lejanos. Sin embargo, una de ellas me llamó la atención. A lo lejos, un poco apartada, había una mujer que observaba nuestros movimientos. Usaba un trajecito negro. Un corte muy sofisticado. Era alta. Los lentes oscuros y el pelo recogido en un moño. En ningún momento se acercó. Intenté traer a la memoria aquella fisonomía. El hecho es que había algo extraño en ella. Después de una hora allí parada, me di cuenta de que se preparaba para irse antes de la ceremonia de cremación.
A segunda coisa se refere às palavras que devemos dizer aos parentes do falecido. Talvez numa ânsia de nos confortar, as pessoas acabam dizendo coisas descabidas ou exageradas. Sou a favor de que devemos nos preparar para dizer algo neste momento. A morte pode ser inesperada, mas as palavras não. Caso não saibam o que dizer, apenas digam “meus pêsames” ou “sinto muito” seguido de um abraço. Parecem palavras vazias. Clichês. Mas morrer é sempre um clichê e por isso os lugares comuns também confortam e são necessários. A terceira coisa é o pranto. Nenhum choro deve ser exagerado. Detesto excessos. Mesmo que haja uma dor maior, ninguém tem o direito de chorar mais que os familiares. A morte é íntima demais para caber num espetáculo. Carmem, minha companheira, dizia que eu era racional demais. Talvez ela tivesse razão. Também é comum nos funerais irem pessoas que não conhecemos. No enterro do meu pai não foi diferente. Amigos, ex-colegas do banco, parentes distantes. No entanto, uma delas chamou minha atenção. Ao longe, um pouco afastada, havia uma mulher que observava a nossa movimentação. Ela usava um tailleur preto. Num corte bastante sofisticado. Era alta. Os óculos escuros e o cabelo preso em forma de coque. Em nenhum momento se aproximou. Tentei puxar pela lembrança aquela fisionomia. O fato é que havia algo de estranho nela. Depois de uma hora ali parada, percebi que ela se preparava para ir embora antes da cerimônia de cremação.
Decidí acercarme. Todavía teníamos una hora. Al darse cuenta de mi llegada, la mujer prefirió esperar. La saludé. Ella se sacó los lentes, me besó en el rostro y dijo solo «mis pésames». Delicada y formal. Todo lo que se espera en un momento como ese. Pero al oír aquella frase y al mirar con más atención su rostro, me di cuenta, con cierto asombro, de que no se trataba de una mujer. Aquellos rasgos. Aquella sombra sobre los párpados. Aquel rostro denunciaba todo. Era hombre, un travesti. Traté de no demostrar sorpresa. Apenas intentar descubrir cuál era la relación de aquella persona con mi padre. Me estaba yendo, dijo. Le pregunté si no se iba a quedar para la ceremonia de cremación. Dijo que sería un momento muy íntimo y que las personas deberían saber hasta dónde pueden ir con su dolor. ¿Entonces vos lo conocías bien?, le pregunté. No sé si es momento de que hablemos sobre tu padre, tengo que irme, dijo. Esperá, le dije, sin parecer grosera. No quiero estropear nada, dijo. Y cada vez que hablaba, yo notaba mejor la voz nasal y grave. Ella estaba vieja. Aventuré la pregunta de cómo se conocieron. Ella volvió a repetir que no era el momento. Y de esa manera me di cuenta de que la relación entre ellos parecía ir más allá de una mera relación de amistad. Lo que me dejó molesta, porque nunca me imaginé a mi padre teniendo una aventura con un travesti.
Decidi me aproximar. Ainda tínhamos uma hora. Ao perceber minha chegada, a mulher preferiu esperar. Cumprimentei-a. Ela tirou os óculos, beijou-me no rosto e disse apenas “meus pêsames”. Delicada e formal. Tudo o que se espera para uma hora dessas. Mas ao ouvir aquela frase e ao olhar mais atentamente para seu rosto, percebi, com um certo assombro, que não se tratava de uma mulher. Aqueles traços. Aquela sombra sobre as pálpebras. Aquele rosto denunciava tudo. Era homem, um travesti. Procurei não demonstrar surpresa. Apenas tentar descobrir qual era a relação daquela pessoa com meu pai. Eu já estava de saída, ela disse. Perguntei se ela não iria ficar para a cerimônia de cremação. Ela disse que seria um momento muito íntimo e que as pessoas deveriam saber até onde podem ir com sua dor. Então você o conhecia bem?, perguntei. Não sei se é momento de falarmos sobre seu pai, preciso ir, ela falou. Espere, eu disse, sem parecer ríspida. Não quero estragar nada, ela disse. E cada vez que falava eu notava melhor a voz anasalada e grave. Ela estava velha. Arrisquei a pergunta de como se conheceram. Ela voltou a repetir que não era o momento. E desse modo percebi que a relação entre eles parecia ultrapassar uma mera relação de amizade. O que me deixou incomodada, porque nunca imaginei meu pai tendo um caso com um travesti.
Aquella posibilidad se configuraba como una contradicción, porque cuando asumí mi relación con otra mujer, yo ya sabía lo que me esperaba. Por lo tanto, no debería molestarme. Pero pensar aquello con mi padre era diferente. ¿Sería posible? Quise ser más directa y preguntarle si tuvieron algo. No pude. Miré a mi hermano, a mis tías, a los amigos. Seguramente un descubrimiento de aquellos podría causar una situación incómoda. Y ahí llegamos a la cuarta regla: los entierros no deberían permitir revelaciones públicas. ¿Cómo es tu nombre?, pregunté. Shirley, y conozco a tu padre desde hace algunos años. Fuimos amigos. Solo eso, nada más. Shirley se sintió más cómoda conmigo al punto de decir que ya estaba acostumbrada a ser tratada como «diferente» y que yo estaba siendo muy gentil. Ya me acostumbré a eso, decía, ya me habitué a vivir de esa manera, entre la euforia y la tristeza. Me habitué a ser mirada como un ser extraño. Yo sé que el mundo nos ignora. Las travestis también aman, dijo y sonrió. Creo que las travestis no caben en historias de amor. Me habitué a la curiosidad y al desprecio de los hombres que me quieren siempre que sea lejos de los ojos de los otros. Tardé mucho en darme cuenta de que existen algunos tipos de personas que no sirven para el amor. Creo que soy una de ellas. Sabemos que el amor no elige a quién vamos a querer, es verdad, pero sucede que el amor nunca elige a una travesti.
Aquela possibilidade se configurava numa contradição, porque, quando assumi minha relação com outra mulher, eu já sabia o que vinha pela frente. Portanto, não deveria me incomodar. Mas pensar aquilo com meu pai era diferente. Seria possível isso? Quis ser mais direta e perguntar-lhe se eles tiveram algo. Não consegui. Olhei para meu irmão, para minhas tias, para os amigos. Certamente uma descoberta daquelas poderia causar uma situação constrangedora. E aí chegamos a uma quarta regra: enterros não deveriam permitir revelações públicas. Como é o seu nome?, perguntei. Shirley, e conheço seu pai há alguns anos. Fomos amigos. Só isso, mais nada. Shirley sentiu-se mais à vontade comigo a ponto de dizer que já estava acostumada a ser tratada como “diferente” e que eu estava sendo muito gentil. Já me acostumei com isso, ela dizia, já me habituei a viver desse jeito, entre a euforia e a tristeza. Me habituei a ser olhada como um ser esquisito. Eu sei que o mundo nos ignora. Os travestis também amam, ela disse e sorriu. Acho que os travestis não cabem em histórias de amor. Me habituei com a curiosidade e o desprezo dos homens que me querem desde que seja longe dos olhos dos outros. Eu demorei muito para me dar conta de que existem alguns tipos de pessoa que não servem para o amor. Acho que sou uma delas. A gente sabe que o amor não escolhe de quem vamos gostar, é verdade, mas acontece que o amor nunca escolhe um travesti.
Yo soy muy sensible y mi sensibilidad es mayor que mis pechos de silicona. Un día le dije eso a tu padre, casi lloró. Tu padre era una persona muy buena y humana. Hubo una noche en la que fuimos a cenar. Yo sé que él hizo un gran esfuerzo para no sentirse incómodo con las miradas de los demás. Y ese esfuerzo fue una de las cosas más lindas que alguien hizo por mí. No sé si debería estar contándote esto. Te pido disculpas si estoy ofendiendo la memoria de tu padre. Aquel día en el que tu padre y yo cenamos en público, yo creí en el presente. Sé que era una certeza imbécil del presente, pero era una certeza real: la de que yo estaba siendo tratada no como una mujer, ni como una travesti, sino simplemente como una persona. Es la delicadeza la que nos salva del abismo. Casi siempre es así. No te voy a contar cómo me volví «Shirley». Eso tomaría mucho tiempo. Pero podés quedarte tranquila, querida, yo sé que esto no es una película de Clint Eastwood. Acá nadie va a tirar las cenizas de tu padre junto con las cenizas de un marica viejo sobre los puentes de Madison.
No sabía qué decirle a Shirley. Sabía que mi padre tenía ese poder de sumar buenas personas a su entorno. Shirley parecía una de ellas. Pero, al final, ¿cuál fue la verdadera relación entre ellos?
Eu sou muito sensível e a minha sensibilidade é maior que o meu peito siliconado. Um dia eu disse isso para o seu pai, ele quase chorou. Seu pai era uma pessoa muito boa e humana. Houve uma noite em que fomos jantar. Eu sei que ele fez um grande esforço para não se incomodar com os olhares dos outros. E esse esforço foi uma das coisas mais bonitas que alguém já fez por mim. Não sei se deveria estar te contando isso. Eu peço desculpas se estou ofendendo a memória do teu pai. Naquele dia em que teu pai e eu jantamos em público, eu acreditei no presente. Eu sei que era uma certeza imbecil do presente, mas era uma certeza real: a de que eu estava sendo tratada não como uma mulher, nem como um travesti, mas simplesmente como uma pessoa. É a delicadeza que nos salva do abismo. Quase sempre é assim. Não vou te contar como me tornei a “Shirley”. Isso demoraria muito tempo. Mas pode ficar tranquila, minha querida, eu sei que isso aqui não é um filme do Clint Eastwood. Ninguém aqui vai jogar as cinzas do teu pai junto com as cinzas de uma bicha velha sobre as pontes de Madison.
Eu não sabia o que dizer à Shirley. Eu sabia que meu pai tinha esse poder de agregar boas pessoas ao seu redor. Shirley parecia uma delas. Mas, afinal, qual foi a verdadeira relação entre eles?
Ella reafirmó que fueron apenas buenos amigos. No tuve valor para seguir adelante con la charla. Tenía que volver con mi familia. Intercambiamos teléfonos. Quedamos en encontrarnos. Nos despedimos con un beso. Y ella se fue.
Cuando volví, mi hermano me preguntó quién era la señora con la que conversaba. Solo le dije que era una excolega de trabajo de papá. Después le pregunté a Alberto si él había visto una película llamada Los puentes de Madison. Nunca, me respondió, ¿por qué? Por nada, dije. Vamos, que la ceremonia de cremación va a comenzar en breve.
Traducción de María Noel Melgar.
Ela reafirmou que foram apenas bons amigos. Não tive coragem de seguir adiante com a conversa. Eu tinha de voltar para minha família. Trocamos telefones. Ficamos de nos encontrar. Nos beijamos no rosto. E ela foi embora.
Quando voltei, meu irmão perguntou quem era a senhora com quem eu conversava. Disse-lhe apenas que era uma ex-colega de trabalho do pai. Depois perguntei ao Alberto se ele já tinha assistido um filme chamado As pontes de Madison. Nunca, ele respondeu, por quê? Por nada, não, eu disse. Vamos, porque a cerimônia de cremação vai começar daqui a pouco.