Umpiérrez se levantaba, empezaba el mate, encendía el fuego y ponía un churrasquito en las brasas. Después desayunaba y se iba al ho...
Umpiérrez se levantaba, empezaba el mate, encendía el fuego y ponía un churrasquito en las brasas. Después desayunaba y se iba al horno de ladrillos donde trabajaba. Al mediodía se apartaba del grupo de «cortadores» que hacían fuego común, encendía su propio fuego, tomaba mate, ponía un churrasquito y almorzaba. De tarde, al regresar del horno, pasaba por el matadero, levantaba unas achuras, las asaba, tomaba mate y cenaba. Luego se sentaba frente a la noche, fumando. Por el camino ciego que moría en el horno, no pasaba nadie. A sus espaldas, las tunas y cinacinas borroneaban la noche. Después se iba a dormir.
Al otro día hacía lo mismo. Y al otro día igual. La única excepción era el domingo, porque ese día no trabajaba y hacía comida de olla: puchero o guiso.
* * *
Una vez Anchordoqui le preguntó:
—¿Pero vos no vas nunca al boliche?
—¿Pa qué?
—A jugar un truco… A tomar una caña…
—¿Para salir peliando después?
Umpiérrez despertava, começava o mate, acendia o fogo e preparava um churrasquinho nas brasas. Comia, depois ia para o forno de tijolos onde trabalhava. Ao meio-dia separava-se do grupo de cortadores que faziam o fogo em comum, acendia seu próprio fogo, tomava mate, encostava uma carne e almoçava. De tarde, ao voltar do trabalho, passava pelo matadouro, trazia umas fressuras, assava-as, tomava mate e jantava. Depois sentava-se ao relento, fumando. Pelo caminho sem desvios que ia dar no forno não passava ninguém. Às suas costas as tunas e as sinas-sinas faziam desenhos na noite. Depois ia dormir.
No dia seguinte fazia a mesma coisa. E no outro, igual. A única exceção era o domingo, pois nesse dia não trabalhava e fazia comida de panela: puchero e guisado.
* * *
Certa vez Anchordoqui perguntou-lhe:
— Não vais nunca ao bolicho?
— Pra quê?
— Tomar uns tragos, jogar truco...
— E depois ter que pelear?
________________________________________
Este texto foi integralmente reproduzido da obra A longa viagem de prazer (2009) L&PM, Porto Alegre, com a devida autorização do tradutor.
—¿Y las mujeres no te gustan?
—¿Pa qué? ¿Para llenarte de hijos?
Anchordoqui seguía preguntando. Esperaba dejarlo sin respuesta.
—¿Y perro no tenés?
—¿Pa qué?
—¿Cómo pa qué? —dijo Anchordoqui malhumorado—. ¿Pa qué?… ¡Para tenerlos nomás, para lo que se tienen los perros!
—Para tenerlos nomás, mejor no tenerlos…
—Pero alguna diversión tenés que tener —dijo Anchordoqui en retirada.
—¿Querés mejor diversión que vivir como yo vivo?
Esta vez fue Anchordoqui el que no contestó.
* * *
Con los vecinos se llevaba bien. A Nemesia la lavandera, vecina de metros más allá, la veía cuando se levantaba. Ella le daba los buenos días, arrimaba el carrito de manos, en el que llevaba las bolsas de ropa al arroyo y al fin las cargaba. Alguna vez Umpiérrez le ayudaba a levantar las bolsas.
— E as mulheres não te agradam?
— Pra quê? Pra te encher de filhos?
Anchordoqui seguia perguntando, confiava em deixá-lo sem resposta.
— E um cachorro? Não tens?
— Pra quê?
— Como pra quê? —disse Anchordoqui, mal-humorado. — Pra ter, só isso, pra que é que as pessoas tem cachorros?
— Sé é só pra ter, melhor não ter.
— Mas uma diversão qualquer... — disse Anchordoqui em retirada.
— Queres melhor diversão do que viver como eu vivo?
E desta vez foi Anchordoqui quem não respondeu.
* * *
Com os vizinhos ele se dava bem. De manhã cedo encontrava-se com Nemésia, a lavadeira, vizinha de metros adiante. Ela lhe dava bom-dia, trazia o carrinho no qual levava as trouxas para o arroio e por fim as carregava. De vez em quando Umpiérrez a auxiliava a levantar as trouxas.
Con Vera —el guardia civil lindero del otro lado— se veían a boca de noche, cuando regresaba de «el servicio», y solían cambiar algunas palabras. Una vez que este estuvo enfermo fue a acompañarlo. Llevó la pava y el mate y se sentó al lado de la cama, le preguntó si quería que le hiciera algo y luego se puso a tomar mate callado.
Al rato Vera le dijo:
—Yo no le hablo porque tengo la garganta mal…
—Quédese callao nomás —le respondió él—, yo no vine a hablar. Vine a acompañarle.
Así estuvo hasta que Vera se durmió.
—El hombre está dormido —se dijo. Levantó la pava, puso el mate en un bolsillo y se fue.
* * *
Un día partió hacia la estancia de Ramírez. Iba a hacerle cuatro «quemas» de ladrillos «por un tanto» con techo y comida.
Al terminar le dijo a Ramírez:
Com Vera, o guarda-civil, vizinho do outro lado, ele se encontrava na boca da noite, ao voltar do serviço, e os dois costumavam trocar algumas palavras. Certa ocasião, quando Vera ficou doente, Umpiérrez lhe fez companhia. Levou a chaleira e a cuia, sentou-se ao lado da cama, perguntou-lhe se queria alguma coisa e logo começou a matear, calado.
Momentos depois Vera disse:
— Não falo porque estou mal da garganta...
— Fique quieto — mandou—, não tô aqui pra ficar proseando e sim pra lhe fazer companhia.
E assim esteve até que Vera adormeceu.
— O homem dormiu — disse consigo. Pegou a chaleira, enfiou a cuia no bolso e foi embora.
* * *
Um dia partiu para a estância de Ramírez. Ia fazer quatro fornadas de tijolos "por um tanto'' mais teto e comida.
Ao terminar, disse a Ramírez:
—El trabajo está… Si no precisa algo más…
Ramírez le contestó que no. Le dijo —además— que estaba muy contento con él y con el trabajo que había hecho.
—Le voy a regalar una manta de charque, medio capón y una bolsa de boniatos.
—La cuestión es llevarlo —comentó él.
—Cargue el burro y cuando llegue a su rancho lo echa al camino…
—¿Y cabrestiará? —preguntó Umpiérrez.
—Pruebe…
Era un burro sin dueño y cansado de caminos, que había llegado allí un día que encontró la portera abierta. Era de pelo gris, con basteras que empezaban a pelechar, de orejas caídas que le caían sobre las quijadas.
Él ensilló su caballo, cargó el burro y partió. El burro emparejó el trotecito del caballo sin dificultad. Cabresteaba que daba gusto. Había marchado como una hora olvidado del burro, cuando se le ocurrió mirar para atrás. El cabestro se había desprendido de la asidera, pero el burro seguía la marcha como si nada hubiera ocurrido.
— Pronto. Se não precisa de mais nada...
Ramírez respondeu que não. Disse também que estava muito satisfeito com ele e com o trabalho que fizera.
— Vou te dar de presente uma manta de charque, meio capão e uma bolsa de batata-doce.
— O problema é levar — comentou ele.
— Carrega o burro. Chegando em casa solta na estrada.
— Ele cabresteia? — perguntou Umpiérrez.
— Experimenta.
Era um burro sem dono e cansado de caminhos, que tinha vindo parar ali num dia em que encontrara a porteira aberta. Tinha um pêlo gris, basteiras que já começavam a pelechar e orelhas caídas, pendendo nas queixadas.
Encilhou o cavalo, carregou o burro e partiu. O burro emparelhou o trotezito do cavalo sem dificuldade. Cabresteava que dava gosto. Umpiérrez andou mais de hora, esquecido do burro, e então lhe ocorreu olhar para trás. O cabresto se soltara da argola, mas o burro mantinha a marcha como se nada tivesse acontecido.
—¡Mirá! —dijo Umpiérrez.
Desmontó, sacudió la clinera del burro con simpatía, ató otra vez el tiro y siguió camino adelante.
* * *
Llegó, desensilló y luego de refrescar al caballo lo soltó allí nomás en el potrero lindero al horno. Luego consideró que el burro tendría sed. Sacó la lata de lavarse los pies, la llenó de agua y esperó.
—Sin duda el burro, después de beber —pensó—, tomará el camino. Hambre tiene que tener…
Pero no. El burro bebió y luego se paró frente a él, mirándole con curiosidad llena de ternura.
—¿Pero ha visto? —dijo Umpiérrez, hablando para sí mismo a media voz. Y tras un silencio:
—Umpiérrez, traele un poco de chala… Te trajo el charque y el capón y los boniatos.
Y cuando él se aconsejaba, siempre aceptaba los consejos.
— Veja só — disse Umpiérrez.
Desmontou, sacudiu a crina do burro com simpatia, prendeu o cabresto e seguiu viagem.
* * *
Chegou, desencilhou, e depois de refrescar o cavalo soltou-o ali por perto, no campinho que lindava com o forno. Achou que o burro teria sede. Trouxe a lata de lavar os pés, encheu e esperou.
— Depois de beber o burro pega a estrada — comentou. — Fome ele há de ter.
Mas o burro bebeu e ficou parado na frente dele, olhando-o com uma curiosidade cheia de ternura.
— Onde já se viu uma coisa dessas — disse Umpiérrez, à meia-voz. E depois de um silêncio:
— Umpiérrez, dá um pouco de palha pro burro. Ele trouxe pra ti o charque, o capão, as batatas...
E quando ele se aconselhava sempre aceitava os conselhos.
Por eso fue a buscar un brazado de chala.
* * *
Al otro día cuando volvió del trabajo, encontró a López —un español riquísimo dueño de medio pueblo— parado frente al burro.
—¡Qué lindo animal! —le dijo y agregó:— Cuando yo era niño y cuidaba ovejas en la montaña, tenía uno igual…
Umpiérrez pensó que López se estaba riendo de él y del burro. Pero no, porque López siguió así:
—Mañana traigo a mis nietos a verlo y te mandaré un saco de maíz y otro de afrecho.
Umpiérrez quedó cavilando. Halló que la actitud del burro con él y la de López con el burro eran una cosa rara.
Y aquella generosidad, conociendo a López, más.
* * *
Él iba al horno. Venía. Se iba otra vez. El burro lo veía partir, de pecho al camino, como hace un perro cuando se va el amo. Al atardecer, cuando Umpiérrez volvía, el burro estaba allí, esperándole.
Por isso foi buscar uma braçada de palha de milho.
* * *
No outro dia, ao voltar do trabalho, encontrou López -um espanhol riquíssimo, dono de metade da cidade -olhando para o burro.
— Que lindo animal — disse López. Quando eu era pequeno e cuidava de ovelhas na montanha tinha um igual.
Umpiérrez pensou que López estava debochando dele e do burro, mas não, López continuou no mesmo tom:
— Amanhã vou trazer meus netos e ainda hoje te mando um saco de milho e outro de farelo.
Umpiérrez ficou cismando. Achou que a atitude do burro para com ele, e depois a de López para com o burro, eram coisas muito estranhas. E aquela generosidade, partindo do López, mais ainda.
* * *
Ia ao forno. Vinha. Ia outra vez. O burro o via partir de peito para a estrada, como faz um cão ao ver partir seu dono. Ao entardecer, quando Umpiérrez voltava, o burro estava ali, esperando.
* * *
Aquella tarde estaban López y Nemesia frente al rancho.
—¿Qué pasa? —preguntó Umpiérrez.
—Pasa que los muchachos casi matan al burro a pedradas. Si Nemesia no llega a tiempo… Mañana hacemos el alambrado y un galpón de cajones…
* * *
Era un galpón de abrigado, de piso seco, con olor a pasto. Cuando llovía Nemesia iba allí a lavar y a secar la ropa. Umpiérrez cebaba mate para los dos. Un día ella se comidió para hacer la comida, y él aceptó.
* * *
Anchordoqui terminó el comentario:
—No quería bichos ni mujer, pero el asunto es que los tres se la pasan mejor que yo…
* * *
Naquela tarde encontrou López e Nemésia na frente do rancho.
— Que aconteceu? — perguntou Umpiérrez.
— A molecada quase matou o burro a pedradas. Se Nemésia não tivesse chegado a tempo... Amanhã vamos fazer um cercado e um galpão de tábuas.
* * *
Era um galpão fechado, de piso seco, com cheiro de pasto. Quando chovia Nemésia vinha ali para lavar e secar roupa. Umpiérrez preparava o mate para os dois. Um dia ela se ofereceu para fazer a comida e ele aceitou.
* * *
Anchordoqui terminou o comentário:
— Não queria bichos nem mulher, mas o caso é que os três levam uma vida melhor do que a minha...
Tradução: Sergio Faraco